ARGEL (EFE).- Los aviones de la coalición internacional desplegada en Libia para imponer la zona de exclusión aérea han bombardeado hoy posiciones gadafistas sobre la localidad de Misrata, entre Trípoli y Sirte, informó el canal catarí Al Yazira
Los rebeldes en Misrata, aislados del resto del territorio en manos revolucionarias, han soportado en los últimos días el castigo de la artillería gadafista acompañada por carros de combate y el despliegue de los francotiradores que impiden cualquier movimiento de civiles y milicianos.
La escasez de armas en manos de los rebeldes y el temor a los daños entre los civiles tras las acometidas gadafistas en el centro de esta ciudad portuaria habían hecho muy difícil neutralizar los asaltos, pero hoy la aviación de la coalición ha disparado sobre sus efectivos.
La situación en la ciudad, según los residentes contactados telefónicamente por Al Yazira, es crítica dado que carecen de suministros, electricidad, medicinas y el número de heridos es muy elevado.
Los vecinos de la ciudad han implorado el envío de barcos hospitales para atender a los heridos que han causado las sucesivas ofensivas sobre la ciudad, que desde que el régimen libio anunció su segundo presunto alto el fuego, ha visto como los carros de combate accedieron al centro de la ciudad.
El movimiento de los brigadistas leales al coronel libio ha sido denunciado como un intento de toma de escudos humanos civiles por los vecinos cuyos teléfonos aún funcionan.
Los misratíes no sólo temen a los francotiradores apostados que impiden a los civiles abastecerse de bienes esenciales, sino que contemplan con pavor la presencia de los carros de combate y vehículos de transporte blindado en el interior de la ciudad.
Misrata fue objeto de intentos aislados de toma gadafista desde el comienzo de la rebelión popular, aunque la contraofensiva para detener el avance de los milicianos en torno al enclave petrolero de Ras Lanuf la dejó, aparentemente, al margen.
Tras alcanzar Ajdabiya, el régimen libio aumentó la presión sobre la ciudad, donde los residentes contactados por Efe explicaron que carecían de material bélico para ofrecer resistencia y confiaban en que los enfrentamientos entre los propios militares evitara su toma.
Una vez que los aviones de la coalición internacional atacaron en las inmediaciones de Bengasi y en Trípoli, las unidades que mantenían el cerco de Misrata pasaron al asalto de la ciudad, en un movimiento interpretado como maniobra defensiva para protegerse del acoso aéreo.
Los vecinos de la ciudad han implorado el envío de barcos hospitales para atender a los heridos que han causado las sucesivas ofensivas sobre la ciudad, que desde que el régimen libio anunció su segundo presunto alto el fuego, ha visto como los carros de combate accedieron al centro de la ciudad.
El movimiento de los brigadistas leales al coronel libio ha sido denunciado como un intento de toma de escudos humanos civiles por los vecinos cuyos teléfonos aún funcionan.
Los misratíes no sólo temen a los francotiradores apostados que impiden a los civiles abastecerse de bienes esenciales, sino que contemplan con pavor la presencia de los carros de combate y vehículos de transporte blindado en el interior de la ciudad.
Misrata fue objeto de intentos aislados de toma gadafista desde el comienzo de la rebelión popular, aunque la contraofensiva para detener el avance de los milicianos en torno al enclave petrolero de Ras Lanuf la dejó, aparentemente, al margen.
Tras alcanzar Ajdabiya, el régimen libio aumentó la presión sobre la ciudad, donde los residentes contactados por Efe explicaron que carecían de material bélico para ofrecer resistencia y confiaban en que los enfrentamientos entre los propios militares evitara su toma.
Una vez que los aviones de la coalición internacional atacaron en las inmediaciones de Bengasi y en Trípoli, las unidades que mantenían el cerco de Misrata pasaron al asalto de la ciudad, en un movimiento interpretado como maniobra defensiva para protegerse del acoso aéreo.
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